El futuro de Takefusa Kubo está aún por concretar. El nipón completó una grandísima temporada en las islas, en el Mallorca, pese al descenso final del cuadro bermellón, pero su rendimiento y calidad quedaron patentes en el Iberostar. Se ha ganado piropos y halagos, así como el interés de otro puñado de clubes de Primer División que tocan a la puerta del Real Madrid para acceder a su próxima cesión –el EuroGranada y el Betis ya han preguntado por la posibilidad–, ya que en el club ven difícil que tome lugar en los planes de Zinedine Zidane, al menos esta campaña.
Además existe otro contratiempo con el japonés que, a día de hoy, refleja poca solución. La condición de extracomunitario de Kubo y las enormes dificultades que presente su nacionalización española son un escollo de cara al futuro, que tendría que ocupar una de las tres fichas no comunitarias que guarda el conjunto de Zidane. Si ya de por sí suelen ser complejas este tipo de cuestiones, el hecho de ser nipón aumenta el handicap.
Japón es muy exigente con su regulación y nacionalidad y no permite, en condiciones normales, la doble nacionalidad bajo su paraguas. Solo existen tres casos en la actual ley que le daría la nacionalidad española y japonesa: que hubiera obtenido la doble nacionalidad antes del 85 –Kubo no era ni un proyecto para aquel entonces–; que al nacer tuviera ambas nacionalidades –aunque obligan a elegir una antes de los 22–; o adquirirla involuntariamente debido a leyes de otros países –como la iraní, al casarse adquieres dicha nacionalidad–.
La vía actual de Kubo es la de residencia en España, que según la ley española, necesitaría residir en el país durante diez años de forma legar y continuada aunque hay una serie de condicionantes que podría reducir ese laxo de tiempo: solo cinco años necesitaría alguien que haya sido refugiado; dos para aquellos de venga de Iberoamérica o que procedan de Portugal, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial o de origen sefardí. Existe otra vía que reduciría a un año el tiempo que tardaría en obtener la nacionalidad española, aunque siempre y cuando rechace su nacionalidad nipona –algo que no parece sencillo–. Si cuando se solicita lleva un año casado con una española.
Así, lo más factible es que el jugador se mantenga con ese cartel de extracomunitario que le cerraría opciones en el Madrid pero que no deja de ofrecer opciones para salir a préstamo este próximo curso. No es para menos, estar en el equipo revelación del campeonato para la UEFA termina de abrir cualquier puerta.